Durante un reciente viaje por Andalucía estuve aprovechando la estancia para sumergirme en el fascinante mundo del aceite de oliva virgen extra. A los que somos de tierras húmedas nos suena tan exótico como el cultivo del aguacate.
Me resultó muy interesante la variedad de aceituna Royal, típica de Cazorla, donde adquirimos algunas botellas. No obstante, el producto estrella ha resultado ser el Bravoleum Picual, toda una joya gastronómica que cuesta menos de 8 euros el medio litro y que se vende online directamente desde la empresa elaboradora, que se llama Hacienda El Palo. Tras haber empezado con otros aceites de gama alta, no pudimos resistirnos al atractivo del envase y me temo que después de haberlo degustado, va a ser difícil o imposible encontrar algo similar.
Siempre insisto en que la mejor publicidad es un buen producto y este es el caso perfecto, un aceite premium gourmet lleno de matices, sabores y olores, con un posgusto tan adictivo que incita a mojar pan contínuamente. Ahora solo me falta probar la variedad Arbequina, que a lo mejor no me resulta tan atractiva por ser presumiblemente mucho más suave.
La nota de cata la podemos ver en este enlace. En lo que a mi respecta, me agrada el picorcillo leve y también el amargor muy controlado. Por ejemplo en la variedad de aceite de Antequera, el amargor lo encuentro demasiado marcado y en los Arbequina los matices son muy ténues para apreciarlos en la boca de un consumidor del Cantábrico al que le place la explosión de sabor a olivar que tiene el Bravoleum Picual.
Últimamente los fabricantes parecen haberse dado cuenta de que los envases tienen que llamar la atención y hay toda una lucha a ver quién se luce más en el llamado "packaging". Ciertamente los de Bravoleum han acertado con el envase opaco. No obstante, conviene no fiarse excesivamente del lujo en la presentación de las marcas.
También he observado que comprando directamente en almazaras los precios son muy competitivos, cosa que no ocurre en tiendas especializadas enfocadas al turismo. Otro canal interesante es la gran distribución, o sea, los hipermercados, pero no siempre con gran variedad de elección. Curiosamente esto no sucede con otros productos, ya que en Asturias los precios son muy parejos independientemente de que compres el queso al pastor o en una tienda.
Ahora me queda la duda de si otros aceites más caros pueden ser mejores. La relación calidad-precio de Bravoleum desafía toda competencia. Por supuesto que haré alguna prueba a ver qué me encuentro, pero no encontraría razonable pagar el doble a no ser que la calidad aumentara en proporción significativa. Lo que tengo claro es que por ocho euros no encontraré nada mejor y la única competencia posible sería Venta del Barón, un aceite de Priego de Córdoba considerado mejor del mundo durante los últimos años.
Me resultó muy interesante la variedad de aceituna Royal, típica de Cazorla, donde adquirimos algunas botellas. No obstante, el producto estrella ha resultado ser el Bravoleum Picual, toda una joya gastronómica que cuesta menos de 8 euros el medio litro y que se vende online directamente desde la empresa elaboradora, que se llama Hacienda El Palo. Tras haber empezado con otros aceites de gama alta, no pudimos resistirnos al atractivo del envase y me temo que después de haberlo degustado, va a ser difícil o imposible encontrar algo similar.
Siempre insisto en que la mejor publicidad es un buen producto y este es el caso perfecto, un aceite premium gourmet lleno de matices, sabores y olores, con un posgusto tan adictivo que incita a mojar pan contínuamente. Ahora solo me falta probar la variedad Arbequina, que a lo mejor no me resulta tan atractiva por ser presumiblemente mucho más suave.
La nota de cata la podemos ver en este enlace. En lo que a mi respecta, me agrada el picorcillo leve y también el amargor muy controlado. Por ejemplo en la variedad de aceite de Antequera, el amargor lo encuentro demasiado marcado y en los Arbequina los matices son muy ténues para apreciarlos en la boca de un consumidor del Cantábrico al que le place la explosión de sabor a olivar que tiene el Bravoleum Picual.
Últimamente los fabricantes parecen haberse dado cuenta de que los envases tienen que llamar la atención y hay toda una lucha a ver quién se luce más en el llamado "packaging". Ciertamente los de Bravoleum han acertado con el envase opaco. No obstante, conviene no fiarse excesivamente del lujo en la presentación de las marcas.
También he observado que comprando directamente en almazaras los precios son muy competitivos, cosa que no ocurre en tiendas especializadas enfocadas al turismo. Otro canal interesante es la gran distribución, o sea, los hipermercados, pero no siempre con gran variedad de elección. Curiosamente esto no sucede con otros productos, ya que en Asturias los precios son muy parejos independientemente de que compres el queso al pastor o en una tienda.
Ahora me queda la duda de si otros aceites más caros pueden ser mejores. La relación calidad-precio de Bravoleum desafía toda competencia. Por supuesto que haré alguna prueba a ver qué me encuentro, pero no encontraría razonable pagar el doble a no ser que la calidad aumentara en proporción significativa. Lo que tengo claro es que por ocho euros no encontraré nada mejor y la única competencia posible sería Venta del Barón, un aceite de Priego de Córdoba considerado mejor del mundo durante los últimos años.