Para saber si en un restaurante disponen de un botellero decente no hay más que pedir un Amaretto di Saronno como vino de postre o como copa tras el café. Si no tienen, me quedará para siempre una mala impresión. Por supuesto que si me satisfacen, me queda mucho mejor sabor de boca.
Para los amantes de los licores dulces, el Amaretto es toda una provocación. La fórmula ya lleva cinco siglos en el mercado y encima el envase es todo un icono, diseñado en Murano. Entre los ingredientes se encuentran los huesos de melocotón y las almendras, junto con una selección de hierbas y bastante azúcar. El alcohol llega a los 20 grados.
Lo encontraremos normalmente a unos 14 euros la botella y también existe una marca de bajo coste que se vende en los supermercados Lidl bajo el nombre de Armilar. La botella no tiene un diseño tan chulo ni mucho menos pero tampoco es fea y el precio está por debajo de la mitad. En cuanto a la calidad, hay que ser muy entendido para notar la difrencia y más aún si lo utilizamos para preparar postres.
El de la foto es obviamente "il originale" pero yo me he acostumbrado a la imitación y me encanta. La elección es suya. Nunca debe faltar una botella de este licor para sorprender a las visitas.