Uno de los criterios para seleccionar un buen restaurante es la calidad de las croquetas. Si directamente nos las dan congeladas, ya nos están diciendo que no tienen ganas de trabajar. También puede suceder que sean caseras y que no estén buenas, puesto que a lo mejor no las saben hacer bien. El sector de los congelados ha progresado mucho y no solo se ofrecen artículos baratos sino también muy buenos, a costa de pagar algo más.
O sea que si las croquetas son caseras pero malas, mejor congeladas y buenas, combinación que ya es posible. Los restauradores tienen acceso a productos elaborados expresamente para ellos y pueden servir excelentes croquetas que cuelan perfetamente como hechas en casa.
Me encantan las croquetas y soy un gran aficionado. No dejo de disfrutarlas en cuanto puedo. Pues bien, las croquetas de la foto las compré en Carrefour y son de mis preferidas. Están elaboradas por una empresa vasca con sede en Guuipúzcoa y que también se dedica a las conservas de alta calidad. Lamentablemente en la web no tienen más que un catálogo en pdf.
El surtido de croquetas que ilustra el artículo es un lote variado que incluye las de calamares en su tinta y también las hay de carabineros e incluso de bacalao. También existen las bolsas monotemáticas, con variedades tan sorprendentes como las de Torta del Casar.
La degustación la pasan con sobresaliente. Una vez extraídas de la freidora sueltan todo resto de aceite rápidamente, quedando ligeramente crujientes por fuera y cremosas por dentro. Supongo que habrán investigado bastante para llegar a un resultado tan convincente. El punto de sabor está muy conseguido y no son nada saladas, sino que se percibe una explosión gustativa en la boca.
No son caras aunque cuestan más que las típicas croquetas de jamón de los supermercados. La diferencia de precio no es grande aunque la de calidad sí.
Más allá de ser el típico plato para solteros con poco tiempo, estas joyas gastronómicas populares se defienden de maravilla en cenas con pretensiones para invitados exigentes.
Hasta ahora las he visto en Carrefour y Alcampo, aunque quizás las hay en algún otro sitio. No suelen estar muy a la vista. Hay que darles una oportunidad y se convertirán en uno de nuestros platos de reserva preferidos.
O sea que si las croquetas son caseras pero malas, mejor congeladas y buenas, combinación que ya es posible. Los restauradores tienen acceso a productos elaborados expresamente para ellos y pueden servir excelentes croquetas que cuelan perfetamente como hechas en casa.
Me encantan las croquetas y soy un gran aficionado. No dejo de disfrutarlas en cuanto puedo. Pues bien, las croquetas de la foto las compré en Carrefour y son de mis preferidas. Están elaboradas por una empresa vasca con sede en Guuipúzcoa y que también se dedica a las conservas de alta calidad. Lamentablemente en la web no tienen más que un catálogo en pdf.
El surtido de croquetas que ilustra el artículo es un lote variado que incluye las de calamares en su tinta y también las hay de carabineros e incluso de bacalao. También existen las bolsas monotemáticas, con variedades tan sorprendentes como las de Torta del Casar.
La degustación la pasan con sobresaliente. Una vez extraídas de la freidora sueltan todo resto de aceite rápidamente, quedando ligeramente crujientes por fuera y cremosas por dentro. Supongo que habrán investigado bastante para llegar a un resultado tan convincente. El punto de sabor está muy conseguido y no son nada saladas, sino que se percibe una explosión gustativa en la boca.
No son caras aunque cuestan más que las típicas croquetas de jamón de los supermercados. La diferencia de precio no es grande aunque la de calidad sí.
Más allá de ser el típico plato para solteros con poco tiempo, estas joyas gastronómicas populares se defienden de maravilla en cenas con pretensiones para invitados exigentes.
Hasta ahora las he visto en Carrefour y Alcampo, aunque quizás las hay en algún otro sitio. No suelen estar muy a la vista. Hay que darles una oportunidad y se convertirán en uno de nuestros platos de reserva preferidos.