
Mientras en medio mundo se sigue consumiendo, en España ya es sólo recuerdo a pesar de una fugaz reaparición veraniega hace unos años. Resulta curioso que en su momento desaparecieran de las estanterías las bebidas gaseosas que tanto habían sido consumidas, en beneficio de la marca Kas. Hay que tener en cuenta que en el norte de España los refrescos que se usan en los combinados con alcohol son sistemáticamente Kas y la Fanta se considera una bebida para niños o turistas. Otro gallo nos canta a los cantábricos cuando viajamos hacia el sur y vemos que Kas es toda una rareza según nos arrimamos al Mediterráneo.
Por una parte casi me alegro de que Pepsi se cargara la marca Mirinda porque así he evitado durante muchos años los juegos de palabras con mi apellido, aunque no del todo por eso de la persistencia de la memoria. No obstante, creo que el producto se merecería una segunda oportunidad. En un viaje a Praga no resistí la tentación de traerme un bote de Mirinda como curiosidad casi arqueológica.
Lo gracioso es que el nombre de la Mirinda procede de una lengua artificial como el esperanto y viene a significar "extraordinaria", algo no demasiado distinto de lo que es en latín, es decir, "digna de ser admirada".
Mirinda tuvo sus tiempos de gloria y no acabó como otros refrescos innovadores que fracasaron, caso de la Black Cola, de Schweppes, la Cherry Coke de Coca Cola, el SprinGo de Cruzcampo, entre tantos y tantos que no consigo recordar.
Mientras tanto, para expresar mi rechazo a la auencia de Kas en media España, cuando lo pido y me dicen que no lo tienen contesto: "ufff, entonces mejor un agua mineral"

Mirinda, vuelve, por favor.