
Lo que vemos en la imagen es una sugerencia de presentación pero obviamente podemos modificarla a voluntad. Parece un plato de boda y curiosamente viene en lata.
Lo de calentar comidas que vienen enlatadas y servirlas a continuación está muy visto para salir del apuro y símplemente como alimentación pura y dura. Durante muchos años la fabada y las albóndigas han ayudado a estudiantes y trabajadores a comer por poco dinero. La lata ha sido sinónimo de comida barata pero la modernidad ya ha llegado hasta los alimentos precocinados y ahora se elaboran virguerías como la que comento a continuación, igual de buena que la de cualquier gran cocina de restaurante y encima mucho más barata. Conviene tener en la despensa una o varias latas de estas para una visita imprevista, una cena romántica o símplemente comer muy bien sin cocinar. A los invitados les diremos que es un plato de cosecha propia para impresionar.
Las carrilleras de ciervo confitadas son un producto de Cascajares, la empresa que elabora el cochinillo y el capón que tanto éxito tienen durante las navidades. Basta con echar una ojeada a la web de Cascajares para darse cuenta de que no sólo ofrecen una variedad apabullante sino que su fuerte está en la elaboración de productos innovadores para consumidores exigentes con la calidad.
Las carrilleras vienen enlatadas y presentadas en una caja muy elegante ideal para regalar, con diseño inconfundible. Una vez abierta la lata nos encontramos con ocho buenos trozos de carrillera cuyo único conservante es la grasa de pato, que desecharemos inicialmente para proceder al calentamiento en microondas u horno. La condimentación es muy moderada y suave, sin excesos de sal. La apariencia recuerda inicialmente a las mollejas de pato pero la textura es totalmente diferente. Los bocados se deshacen en la boca casi sin masticar. En total hay un cuarto de kilo de carrilleras que nos podemos zampar entre comida y cena o compartir con quien nos apetezca.
La presentación en el plato admite todo tipo de variantes, desde unas tradicionales patatas fritas hasta una ensalada con loyo rosso u hoja de roble pasando por el arroz y el puré de patatas. Mi sugerencia personal es cortar unas rodajas de berenjena y de calabacín para dorarlas en la sartén y colocarlas en capas como las de una lasaña que luego coronaremos con un trozo de carrillera en cada una. Una crema de vinagre balsámico puede dar el toque maestro aunque no viene nada mal una salsa de frutos rojos como la de la foto.
Aunque el envase recomienda librarse de la grasa del pato, podemos aprovecharla para preparar unas deliciosas patatas a la sarladesa, es decir, al modo de Sarlat. Usaremos la grasa como si fuera aceite y freiremos en ella unas patatas cortadas en rodajas al estilo inglés, cuanto más finas mejor; tras salir de la sartén echaremos una brizna de perejil en polvo.
Naturalmente que para escribir todo lo anterior me he zampado la lata previamente y la conclusión es que se trata de un producto gourmet a precio democrático. El punto de cocción está muy logrado y la carne es de gran calidad. Lo podemos comprar no sólo en numerosas tiendas delicatessen sino en todos los centros de El Corte Inglés. Ojo que al principio se compra por capricho pero luego se convierte en una necesidad.
Después de echar una ojeada a http://www.cascajares.com te entra el hambre seguro, pero no de cualquier cosa.