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Mostrando entradas de julio, 2014

ESTOY HASTA EL MOÑO DE QUE NO ME TRAIGAN LA CARTA DE VINOS.

No es fácil detectar buenos restaurantes pero normalmente los que disponen de una buena carta de vinos es raro que den mal de comer. Lo malo es cuando no la exponen en el exterior del establecimiento y lo grave es que no te la traigan junto con la de platos, aunque hay algo aún peor y es que no te la den incluso después de haberla pedido. Eso ya me provoca un cabreo demencial y me arruina toda la comida. No me queda más remedio que pedir agua y aguantarme. Luego ya no tomo ni postre ni café. ¿A qué se debe tal chapuza y cómo puede ocurrir tal falta de profesionalidad?¿Pasa con todo el mundo o tengo cara de no beber vino? La última vez que me sucedió fue en el restaurante Venezuela de Lo Pagán, Murcia. La comida estaba bien pero me resultó molesto no acompañarla con un cava, más que nada porque el personal evitó ofrecerme la carta de vinos; ni siquiera me ofrecieron un cenicero y tuve que cogerlo de una mesa desocupada. Lo desconcertante es que el restaurante sí disponía de no una s

NO FALLAN LOS CUPONES. FALLAN LOS RESTAURANTES.

Me veo en la obligación de escribir sobre este asunto porque lo que comenzó como una astuta idea de marketing se les está yendo de las manos a los restauradores de medio mundo. La mecánica del sistema es bien conocida. Se pueden conseguir chollos para comer en restaurantes a precios muy competitivos. El restaurante pretende promocionarse entre la clientela y ofrece menús con gancho y enormes descuentos. Groupon, Groupalia y otros clones disponen de ofertas por doquier. El problema es que de cara al cliente la cosa no siempre funciona bien y se encuentra por ahí toda clase de críticas al respecto, más que nada por falta de profesionalidad del restaurador. Las empresas que venden cupones son simples intermediarios que se ganan una buena pasta ofreciendo el servicio a clientes y hoteleros. El que tiene que cumplir con lo prometido es el restaurador y desgraciadamente la cosa falla más que una escopeta de feria, aunque abundan los casos de éxito. Para el restaurante, apuntarse a un

RESTAURANTE ALBALA. JEREZ DE LA FRONTERA.

Lamento no ilustrar el artículo con fotos sobre los platos degustados pero estaba tan ocupado ingiriéndolos que ni me acordé. Vamos al grano. Resulta que estábamos alojados en el hotel Palmera Plaza y nos dirigíamos al casco antiguo cuando me dio por innovar y cambiar de calle para hacer la ruta prevista. Buena decisión y todo un ejemplo de "serendipity" o más bien chiripa pura, porque a escasos metros del hotel, justo en la acera de enfrente y en los bajos de un edificio de viviendas con un diseño atractivo se encuentra este restaurante en el que tomamos una cena memorable a un precio imprevisiblemente bajo.  Inicialmente la carta no estaba en la pared pero sí había cartas sobre las mesas de la terraza y me bastó echar una ojeada para convencerme de que se trataba de una apuesta muy segura, tanto que incluso las previsiones se vieron superadas de largo. Precios comedidos, platos atrevidos y oferta variada auguraban el éxito. Y así fue. Por la módica cantidad de 43 eu