Aunque parezca mentira hay vida vinícola en Asturias y Cantabria. No me refiero sólo al consumo sino también a la elaboración. Por supuesto que estamos hablando de producciones casi simbólicas para lo que se estila en el mundo de la industria enológica, pero algo es algo.
Si bien en Asturias lo que se lleva es la sidra, tampoco se produce en toda la región aunque se consuma de Oriente a Occidente.
Por lo visto en Cantabria se están produciendo algunos vinos blancos de calidad y elaborados a base de Albariño y Chardonnay. Una mezcla así no puede ser mala. La zona costera parece la más indicada para estos caldos y hay alguna bodega con página web, como Ribera del Asón. En zona de alta montaña y con microclima peculiar las bodegas Picos de Cabariezo se especializan en tintos y licores; están ubicados en la comarca de Liébana.
Muchos kilómetros al Oeste nos topamos con los vinos asturianos, ya en el límite con Galicia y pegando con León por el sur. Se trata de los vinos de la tierra de Cangas, Cangas del Narcea, por supuesto. Si la producción se mantuvo siempre a niveles de consumo local, ahora se ha apostado por un producto mucho más comercial y elaborado, digno de una buena mesa. Aquí predominan los tintos pero también hay algún blanco.
Desgraciadamente no puedo hablar por experiencia propia pero abundan las catas sobre estos vinos en Internet. Lo que si veo es que en general no se trata de vinos precisamente baratos y probablemente no pasen a formar parte de mi selección privada de vinos de mesa con cierta calidad y a menos de cinco euros. Tampoco es que sean caros pero hay por ahí tropecientos blancos muy potables y asequibles. De tintos ya ni hablamos. Ahora bien, quizás merezca la pena probar.
Por lo visto en su día Asturias y Cantabria produjeron vinos en cierta cantidad, pero las plagas arruinaron la producción y ahora mismo la dedicación a la ganadería es mucho más importante. Recuperar una tradición lleva tiempo y esfuerzo.
Probablemente aparezca una tendencia a la implantación de viñedos en tierras cantábricas. Hace unos años nadie sabía qué eran los vinos del Somontano y ahora ya tienen imagen de calidad y prestigio.
Lo que me pone malo es ir a Suiza o Alemania y ver que allí producen vinos, mientras que más al sur los asturianos lo tenemos mucho más complicado. A lo mejor igual me animo a experimentar con mi propio viñedo, a ver qué pasa... porque curiosamente no me gusta la sidra.
Si bien en Asturias lo que se lleva es la sidra, tampoco se produce en toda la región aunque se consuma de Oriente a Occidente.
Por lo visto en Cantabria se están produciendo algunos vinos blancos de calidad y elaborados a base de Albariño y Chardonnay. Una mezcla así no puede ser mala. La zona costera parece la más indicada para estos caldos y hay alguna bodega con página web, como Ribera del Asón. En zona de alta montaña y con microclima peculiar las bodegas Picos de Cabariezo se especializan en tintos y licores; están ubicados en la comarca de Liébana.
Muchos kilómetros al Oeste nos topamos con los vinos asturianos, ya en el límite con Galicia y pegando con León por el sur. Se trata de los vinos de la tierra de Cangas, Cangas del Narcea, por supuesto. Si la producción se mantuvo siempre a niveles de consumo local, ahora se ha apostado por un producto mucho más comercial y elaborado, digno de una buena mesa. Aquí predominan los tintos pero también hay algún blanco.
Desgraciadamente no puedo hablar por experiencia propia pero abundan las catas sobre estos vinos en Internet. Lo que si veo es que en general no se trata de vinos precisamente baratos y probablemente no pasen a formar parte de mi selección privada de vinos de mesa con cierta calidad y a menos de cinco euros. Tampoco es que sean caros pero hay por ahí tropecientos blancos muy potables y asequibles. De tintos ya ni hablamos. Ahora bien, quizás merezca la pena probar.
Por lo visto en su día Asturias y Cantabria produjeron vinos en cierta cantidad, pero las plagas arruinaron la producción y ahora mismo la dedicación a la ganadería es mucho más importante. Recuperar una tradición lleva tiempo y esfuerzo.
Probablemente aparezca una tendencia a la implantación de viñedos en tierras cantábricas. Hace unos años nadie sabía qué eran los vinos del Somontano y ahora ya tienen imagen de calidad y prestigio.
Lo que me pone malo es ir a Suiza o Alemania y ver que allí producen vinos, mientras que más al sur los asturianos lo tenemos mucho más complicado. A lo mejor igual me animo a experimentar con mi propio viñedo, a ver qué pasa... porque curiosamente no me gusta la sidra.